¿Nuestro cerebro viene con sensor de injusticia?
Cuando estamos frente a una situación de injusticia nuestras emociones nos ganan, y respondemos de manera poco usual en comparación a nuestra forma habitual de comportarnos.
¿Presenció situaciones en donde un conocido, muy tranquilo y pacífico, de pronto cambió su comportamiento, pasando de la pasividad a la agresión? Si el hecho deviene de una percepción de injusticia, aquí encontrará la respuesta.
Los seres humanos -aunque no los únicos- tenemos incorporado en nuestro cerebro un “detector de injusticias”, completamente automático y veloz.
Las investigaciones neurocientíficas encontraron que ante situaciones de injusticia se activa una parte del cerebro -llamada amígdala cerebral- que muchas veces nos hace indignar ante situaciones que consideramos no justas.
Estas situaciones pueden ser un mero maltrato, como un saludo o una conversación poco educada, o una negociación financiera poco equilibrada.
Los sujetos somos capaces de sacrificar beneficios personales -analizados a nivel racional- si con ello perjudicamos a un oponente, al que suponemos injusto o egoísta.
Un ejemplo de esto se da en las decisiones financieras, en donde se hicieron numerosos experimentos similares a la siguiente simulación:
Los sujetos A y B reciben una oferta dineraria de la que podrán gozar únicamente si ambos aceptan la propuesta. El encargado de decidir dicha propuesta es el sujeto A. Mientras que el B debe aceptarla o rechazarla.
Bajo esta presunción, si el sujeto A propone quedarse con un 80% del dinero, y le ofrece al B sólo el 20%, muy probablemente este último sacrificará ese 20% con tal de que el sujeto A no perciba el 80% -y así castigarlo-, ya que el sujeto B considera al A demasiado egoísta -la amígdala de B se activa fuertemente-.
Por el contrario, cuando se repite el experimento, y el porcentaje tiende a ser más equitativo, ambos sujetos acuerdan más rápidamente, y la amígdala de B no se activa como antes.
Esto demuestra que esa parte del cerebro juega un rol importantísimo en la toma de decisiones, inclusive en las financieras.
Las zonas inconscientes de nuestro cerebro son más veloces y automáticas debido a que están preparadas para sobrevivir en lo inmediato, sin mirar al futuro, planificar o analizar racionalmente. Es lo que permitió al hombre sobrevivir como especie.
Las empresas deben evitar generar situaciones de injusticia, tanto para los consumidores como para sus trabajadores. Y en caso de que se presenten, actuar con tolerancia y comprensión ante las reacciones que pueden ser en muchos casos agresivas e “incomprensibles” en un primer impacto, pero que posiblemente tengan fundamento, y puedan revertirse con un poco de empatía.
El sentimiento de injusticia es un tema serio que merece ser tenido en cuenta. Un empleado puede cometer graves ilegalidades y perjuicios para la empresa, cuando ésta se torna injusta con él. ¿Será por eso que ante los despidos se toman tantas represalias en contra de los empleadores? Lo que indican estos estudios, es que así es.
Evite las situaciones de injusticia.
Éstas sólo le traerán problemas, pérdidas de personas talentosas, y, tarde o temprano, reducción de beneficios económicos y de imagen.
¡Promueva un trato JUSTO!
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Principales fuentes consultadas:
http://www.medciencia.com/nuestro-cerebro-rechaza-la-injusticia/
http://www.muyinteresante.es/salud/articulo/tu-cerebro-reacciona-ante-la-injusticia
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